El Diputado Ariel Rivero, a instancias del presidente del Hipódromo de Lamarque, Paul Terc, trabaja en un proyecto de Ley para reglamentar la actividad del turf en la provincia de Río Negro. Desconocemos desde esta redacción el contenido y alcance de dicho proyecto, pero según trascendidos se han puesto sobre estudio leyes de otras provincias, San Luis y Buenos Aires por ejemplo, en las que la actividad principal pasa por carreras oficiales, una meta muy lejana para el turf rionegrino en su conjunto y que, por lo tanto, lo pondrían en serio como actividad económica.
Hoy está muy en boga lo que sucede en la provincia de Buenos Aires, donde la Gobernadora pretende, según su anuncio, apropiarse de parte del Fondo de Reparación Histórica que los juegos de azar le aportan al turf; se trata de un aporte que los “bingueros” o los Casinos deben aportar a la industria para equilibrar la balanza de la competencia entre sus juegos y el turf. En esa línea, bienvenido sea que le demos participación a la Lotería de Río Negro, pero de igual forma que la provincia vecina, de la cual nos queremos copiar, habrá que poner sobre la mesa el debate de cuanto deberían aportar las casas de juegos y demás juegos de azar extraños a la provincia, para compensar la competencia desleal que le generan a la actividad del turf.
Durante años en Río Negro funcionó, y creo que en algunas localidades aún funcionan, los “Turfito” de Palermo; en las agencias de quinielas se podía apostar, desde 2001 o 2002, en forma directa a la carreras que se transmitían en vivo desde el circo hípico de la ciudad de Buenos Aires; pues bien, no escuche ni me entere, que nuestra Lotería, que cobraba un porcentaje de dichas apuestas, volcará algo de ese producido a la industria del turf rionegrina, con la cual los domingos Palermo competía directamente desde la ventana de una agencia oficial rionegrina.
Ojo, no estamos contra la apertura de agencias hípicas, al contrario, bienvenida sean las agencias del turf nacional, o del mundo, que el turf pueda estar al alcance de todos, esa es una de las soluciones para mejorar el autofinanciamiento de la actividad; pero, de lo producido hay que establecer, por ley, el “Cuanto” le debería dar Lotería al turf de la provincia, ese amigos del turf debe ser uno de los puntos del debate, la actividad del turf no puede quedar librada a la limosna o la “Voluntad” de los dirigentes de turno.
El turf es una industria que requiere de mano de obra irreemplazable, con lo cual es de suma importancia, no solo a nivel provincial sino mundial; miles de familias trabajan y viven dignamente de su trabajo con un caballo de carreras, desde su gestación, en un Haras, hasta que cruzan un disco. Celebro que el Estado tome partido y regule una actividad que no es solo un deporte o un juego de azar, como algunos en forma dañina lo quieren encasillar; el turf es una industria con reconocimiento mundial. Ahora lo que me preocupa de este proyecto, que a decir verdad desconozco su contenido, es que se ha focalizado en los escenarios hípicos del Valle Medio y escuchado a sus dirigentes; El Fogón o Los Olivillos en realidad aportan a la agenda anual 2 o 3 fechas cada uno, lo que tomados así, aisladamente, les da una escasa relevancia para la industria; es que el turf necesita que todos los domingos se corra, que haya programas de carreras, pues el trabajo de años, meses o semanas se ve coronado, independientemente del resultado hípico, cuando un caballo con el que se trabajó cruce el disco. Con esto no quiero menospreciar la importancia de Lamarque o Chimpay, por el contrario, solo son tomados como ejemplos ya que sus dirigentes fueron convocados a la reunión, lo que creo que no hay que valorarlos individualmente o por región, Valle Medio, sino más bien en conjunto con el resto, el complemento entre los diferentes escenarios del norte de la Patagonia y de la provincia puntualmente, hacen que el calendario del turf regional le de vida y crecimiento constante a la turf como actividad generadora de trabajo directo o indirecto. Y con ello vuelvo al proyecto, si el mismo no incluye a todos los actores, clubes e hipódromos está condenado al fracaso o lo que es peor, se podría transformar en una herramienta de doble filo, que potencialmente coloca en peligro a esta importante actividad económica.
La Ley o su proyecto, deberían escuchar a todos las voces, a todas, y tener en cuenta las características particulares del turf en cada rincón de nuestra vasta provincia.
Pablo Pino/turfregional.com